miércoles, 28 de diciembre de 2011

MUERE EL TÍO REPUBLICANO DEL REY. IN MEMORIAM DE JERÓNIMO.

Hoy ha fallecido Jerónimo. En su única visita al estado español en 2006 para recibir un premio por su carrera cinematográfica tuvo un encuentro con representantes de la fauna antimonárquica a quien les hizo entrega de unos manuscritos y documentos, que pidió se publicaran a su muerte, junto a una carta que transcribimos a continuación:




Queridos amigos:

Nadie sabe mi verdadera historia, que doy hoy a conocer, en el día de mi muerte. Soy hijo de Jerónima, natural de Guinea Ecuatorial, y para mi vergüenza también soy hijo de Alfonso XIII. Seguro que esto les sorprenderá porque nunca se vio un cruce entre especies como la que se produjo entre chimpancé y Borbón, cuyo linaje disipado y promiscuo no hacía distinción entre sus pobres víctimas, lo cual produjo alteraciones y mutaciones genéticas que desembocaron en mi existencia, aunque no soy el primer caso.



Un día el Borbón, asiduo de los conventos que él convertía en prostíbulos exclusivos de la Corona, se enteró de la llegada de una mulata, hija de un noble hacendado establecido en Guinea y una sirvienta. Desde ese momento solo pensaba en hacerle una visita para catar a tan exótica y joven novicia. Esta viajaba con su amiga desde la infancia, Jerónima, chimpancé que había formado parte de la resistencia a la colonización española e incluso formó parte de los grupos que apoyaban el advenimiento de la República. Aquella fatídica noche mi madre descansaba en la celda de su amiga, quien no tenía ninguna vocación de monja, su entrada en el convento fue una excusa para huir de Guinea, cosa que ansiaba desde que vió en Malabo una compañía de teatro de la península, enamorándose de un actor y de la escena. Pero esa es otra historia. Cuando el Borbón entró en la oscura y minúscula habitación se abalanzó sobre mi pobre madre indefensa, que no pudo zafarse de él, siendo violada sin piedad. Cuántas lágrimas derramó antes de dar a luz un hijo al que no pudo repudiar cuando vio su carita el año de 1931, uno de los más felices de la vida de mi madre, porque también nació su República y vio partir a un cobarde y humillado rey, ya de nadie.

Mi madre también huyó junto a su amiga y trabajó en la compañía de teatro ambulante que con grandes dotes escénicas pergeñó un plan que hizo posible la fuga. Durante el Bienio Negro tuvieron que exiliarse y viajamos por Argentina y México con gran éxito. Volvimos tras la victoria del Frente Popular pero poco duró nuestra alegría porque los golpistas asesinos usurparon la voluntad del pueblo a sangre y fuego. Recuerdo perfectamente nuestras giras por los frentes animando a los luchadores antifascistas, conocí a Alberti y al pobre Miguel Hernández, un tipo estupendo. En el 39 salimos por la frontera catalana hacia el exilio y acabamos  en el campo de Argelés donde unos soldados senegaleses nos vendieron a un circo, pero con tanta suerte que no fuímos tratados como esclavos y conocimos al que yo considero mi padre, un fuerte y comprometido ser con la justicia social. Mi padre y mi madre formaron parte de la Resistencia usando el circo como tapadera, fueron claves sus correos en el rumbo de la guerra. Fueron descubiertos y asesinados por la Gestapo y yo acabé siendo adoptado por un soldado indio americano que se encargaba de cifrar mensajes. Así acabé en Estados Unidos, en la reserva donde era respetado y querido por todos. Un día recibimos la visita de un localizador de espacios para el rodaje de una película, yo adoraba la escena desde que hice mis primeros pinitos con la compañía de mi madre, me hicieron una propuesta y acepté. Pronto coseché grandes triunfos como doble de la conocida mona Chita, mi gran amigo Jiggs, reconozco que no supe asimilar la fama y he tenido problemas con el alcohol, pero es que en la soledad del camerino, cuando se apagaban los focos, no podía olvidar a mi madre, a su compañero y la historia que me dejó escrita en su diario, lo único que conservo de ella. 

Tuve oportunidad de viajar a mi país en incontables ocasiones pero no quise hacerlo mientras el sátrapa reinó en su represora dictadura y mucho menos después de ver que había decidido imponer al pueblo el linaje que tanto daño le hizo a mi madre.  Eso no lo podía soportar. Tampoco quise hacerlo después de la farsa de la transición y sus miserias, hasta que por motivos de trabajo, y viendo lo bien que estaban trabajando por la República mis compañeros de la Fauna, vine en 2006 a recoger un premio en nombre de mi inseparable Jiggs, donde hice entrega de esta carta para que la verdad salga a la luz, para que se sepa que soy republicano, que reniego de cualquier corona pero sobre todo de la borbónica y que siento compartir genes con tan detestable estirpe. 

Salud compañeros.



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