jueves, 8 de diciembre de 2016

SOLSTICIO DE INVIERNO SIN LA COMPAÑERA ROJA



Al borde del solsticio de invierno nos ha dejado la compañera Roja. Su despedida fue su derecho a decidir el fin de su combativa vida. Fue su único privilegio por pertenecer a la fauna en un mundo de múltiples velocidades y moralidades,  pudo hacer cumplir su testamento vital donde nos encargaba a todas las que le queríamos y respetábamos que cuando ella empezara a perder lo que la definía como ser inteligente, ético y solidario, el orgullo de las activistas que tuvimos la oportunidad de compartir con ella, se le practicara la eutanasia. Y después de una fiesta donde celebramos su vida, una existencia que persistirá en nuestras memorias y corazones, así lo hicimos. 

Se marchó como vino, libre, hija del pueblo, abandonada y maltratada pero nunca resignada. Forjó su carácter independiente en el ideario libertario aunque compartió luchas con todas las que tuvieron la valentía de levantar su voz contra la opresión del sistema. Estuvo al lado de la fauna republicana y anticapitalista en todas las reivindicaciones por la justicia social, al lado de las parias de la tierra, del proletariado, de las desheredadas de lo establecido por la fuerza del capitalismo. Ese era su lenguaje, antiguo y obsoleto para algunas, verdades inamovibles para ella, que huía de los eufemismos de la nueva corrección política de la izquierda donde se diluye el orgullo de la lucha como instrumento de conquista de derechos. Y cuando cantaba la Internacional con su pezuña al aire salía de sus pulmones el aliento de sus bisabuelas y abuelas que crecieron en las calles y fueron violadas y exterminadas por el fascismo y el odio de clase. Feminista hasta la médula. 

A raíz de su enfermedad al final de su larga y rica vida el desaliento venía a visitarla y no por ver la aniquilación de los valores universales de igualdad y fraternidad gracias al degenerado neoliberalismo y su esbirro racista, que volvía a enseñar sus dientes  ante la banalización del fascismo y la xenofobia, en sociedades que ceden su laicismo a falsos dioses que niegan derechos a mujeres, homosexuales y otros colectivos bajo la bota de una moral corrupta. Atea hasta su última neurona. No le deprimía ver a los enemigos de siempre galopar como jinetes del apocalipsis sino la apatía y la indiferencia de las que no quieren llamarse clase obrera, pero no tienen problema en ser clase consumista compulsiva de lo que nos quieran vender con el lazo de la mentira a través de los medios de manipulación masiva. Y de las derrotadas ex-compradoras, ahora invisibles. Le deprimía ver como los que creaban guerras para hacer negocios a costa de la destrucción de los pueblos contemplaban impávidos el resultado de sus cuentas, éxodos hacía fronteras de espino, fondos marinos y campos de concentración subvencionados por quienes tiran las bombas. Herederos de la mejor tradición imperialista y colonialista que continua más presente que nunca. Para ella era como ser cómplice en la repetición de las historias que históricas compañeras le habían contado y a las que ella interpelaba preguntándoles que cómo había sido posible que los seres vivos hubieran permitido cosas así, ahora ya tenía la triste respuesta.

Por todo esto queremos rendir homenaje a nuestra compañera Roja, nombre que ella misma se puso cuando empezó a comprender que el mundo no era un sitio donde agachar la cabeza para las que desconocían cuándo habían nacido, dónde habían nacido y quienes habían sido sus madres y padres. Más tarde pudo conocer su árbol de familia, sus tristes historias y con más orgullo llevó su nombre. 

En estas fechas de neones, compras compulsivas inducidas, de falsas festividades del calendario católico, de pervertidos sentimientos solidarios cristianos, como decía ella: dar hoy, ignorar mañana. En este solsticio de invierno os pedimos que echéis la vista atrás y penséis en quienes nos trajeron con su sacrificio y compromiso hasta el momento en el que el PP se lo llevó todo con la connivencia de quienes un día son centro, otro izquierda, pero que no son más que derecha, ni social, ni demócrata. Los bancos fueron salvados para hacer planes de pensiones a quienes todavía no les ha alcanzado el hundimiento de la sanidad, de la educación, de las pensiones, de la vida, porque siguen instalados en el cuento de la clase media hasta que entren en el mundo de las paradas de corta y larga duración, de los que trabajan a destajo en régimen de explotación para no llegar a fin de mes, de los que no tienen techo y antes tenían casa y coche, de los que pasan frío o mueren a la luz de una vela para que los lobbies de las energéticas sigan chupándonos la sangre y la salud con sus contadores inteligentes. Abrid los ojos y escribid la historia.

Recordemos a nuestras abuelas y madres lanzando piedras, pidiendo el pan y las rosas, no perdonemos, y no olvidemos quien es el enemigo, no el que comparte nuestras desgracias con sus pieles de arco iris sino aquel que nos tutela como menores maltratados y abandonados por la administración.

Verdad, Justicia y Reparación. 

Compañera Roja, que el viento que arrastró tus cenizas te lleve hasta los confines de un mundo que no se empeñe en auto-destruirse complacientemente cada día. Hoy y siempre, seremos tus hijas, tus madres, tus hermanas. 

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